sábado, 19 de julio de 2008

De los porques de los porques (o las conservas de un cuerpo que no es tuyo) por Antonin.


El pecho. Los cenos. El pezón. El ceno, el pecho y el pezón.El pene y las tetillas, los omoplatos, las pantorrillas, la columna vertebral y cada una de sus vértebras, el estomago (sus paredes, sus jugos, su boca), la piel, los ojos y la boca..y la lengua y la sed y el hambre y el deseo, y el amor: propiedades de lo ajeno…
Corporalidad estatizada, perfectamente programada, controlada en pos del orden de un sistema cuya célula y motor fundamental es la familia: una institución (nefasta, como todas) cuyo principal objetivo es la reproducción de modelos impuestos y preestablecidos, con el fin de prodigar la proliferación de “ciudadanos tipo” por el mundo: abogados, jueces, policías, maestras, amas de casa, obreros, empresarios.
Todos escindidos por el binomio: hombre/mujer: femenino y masculino.
El hombre y la mujer constituyen así, los modelos inclaudicables e indiscutibles bajo los cuales todos los seres humanos nos vemos, desde hace siglos, inevitablemente “clasificados”.
El rosa, la pollera, la limpieza, los hijos, la sumisión.
El azul, el pantalón, el trabajo, el sostén económico, el mando.
Hemos permanecido durante siglos dócilmente adheridos a estos modelos, incluso creyendo en la naturalidad de los mismos, tomándolos como parámetros de normalidad. Los seres humanos perdimos toda autonomía, viéndonos forzados (involuntaria e inconscientemente) a perder el mando sobre lo más básico y fundamental: el cuerpo -su vida, sus capacidades, sus gustos y elecciones-.
El ser partido en dos, encastrado violentamente en moldes de Kens y Barbies,
¡y pobre de quien salga de el!
Por eso es que hoy, pedimos…planteamos la crisis…la crisis del hombre y la mujer como puntapiés para cambios fundamentales en nuestro vivir, como bases sobre las cuales generar cambios en este mudo injusto, represor y cagado de hambre.
Ni polleras, ni pantalones: libertad.
La libertad como consigna, la libertad como modelo, la libertad como método, la libertad como forma de comer, de cagar, de vestir, de amar, de soñar, de dormir, de reproducirse y dejar de hacerlo.
Para poder vivir en paz, para poder caminar tranquilos, para que hoy no muera otra mujer en un aborto ilegal, ni asesinen a otro travesti, ni tantos otros NI…
Un basta contundente, un basta que es un grito desesperado, un basta que arremete contra dioses, policías y estados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Que es ser normal?

¿Quien lo creo?

Hay que cambiar la forma de entender el género como tal, observar lo basico, el cuerpo...
Dejar fluir!

Libertad!

Friducha!
(Besos a distancia)